LA FORMACIÓN DEL PENSAMIENTO SOCIAL
LA COMPLEJIDAD DEL CONOCIMIENTO SOCIAL
a) El saber social es relativo, es decir, debe contextualizarse tanto en el tiempo, en el espacio y en el seno
de la cultura de la que emerge y en la que se construye así, como en la cultura propia del alumnado. Para que los
alumnos aprendan un contenido social, es necesario tener en cuenta cuál es su punto de partida, cómo su
contexto cultural ha influido su saber espontáneo y le ha predispuesto para otorgar un determinado valor a lo que
aprende. Vygotsky caracteriza la relación entre el saber espontáneo y el saber científico con las siguientes
palabras:
Aunque el concepto científico y el espontáneo se desarrollan en direcciones inversas, los dos
procesos están íntimamente conectados. La evolución de un concepto espontáneo debe haber
alcanzado un determinado nivel para que el niño pueda absorber un concepto científico afín. Por
ejemplo, los conceptos históricos pueden comenzar a desarrollarse solamente cuando los conceptos
cotidianos del pasado se hallan suficientemente diferenciados, cuando su propia vida y la vida de los
que se encuentran a su alrededor puede ser incluida en la generalización elemental "en el pasado y
ahora"; sus conceptos geográficos y sociológicos pueden originarse a partir del simple esquema de
"aquí y en otra parte". Al elaborar su lento camino un concepto cotidiano despeja la trayectoría para
el concepto científico y su desarrollo descendente. Cr.ea una serie de estructuras necesarias para la
evolución de los aspectos elementales y más primitivos de un concepto, que le otorgan cuerpo y
vitalidad. Los conceptos a su vez proporcionan estructuras para el desarrollo ascendente de los
conceptos espontáneos del niño hacia la conciencia y el uso deliberado. Los conceptos científicos
descienden hacia los conceptos espontáneos y los conceptos espontáneos se desarrollan a través de
los científicos Vygotsky (1985: 148-149).
b) La enseñanza y el aprendizaje de las ciencias sociales concede, además, una gran importancia a dos aspectos muy relacionados con la contextualización -y la comprensión- de los hechos y los problemas: la conceptualización
y la generalización. En realidad, contextualizar es, en cierto modo, generalizar, pues de lo que se trata es de
realizar una afirmación que establece una relación entre dos o más conceptos que da o puede dar validez a una
situación. Las generalizaciones permiten tanto a los científico-sociales como a los escolares ordenar la realidad
desde determinados supuestos teóricos para intentar hacerla comprensible.
EL PENSAMIENTO CRÍTICO Y LA ENSEÑANZA Y EL APRENDIZAJE DE LAS CIENCIAS SOCIALES
La concepción del pensamiento crítico como un conjunto de habilidades cognitivas se completa con la necesidad de analizar la naturaleza ideológica del conocimiento social, y las creencias y los valores que vehicula. Según Giroux (1990), tratar el conocimiento social sólo como un conjunto de habilidades cognitivas podría conducir a aislar los hechos de los valores y se correría el riesgo de enseñar a los estudiantes cómo abordar el problema de los medios divorciándolos de la cuestión de los fines. Por ello, es necesario problematizar el contenido y conducir al alumnado a través de los requisitos propios del trabajo científico: se presenta un problema o un dilema; se investiga, y se debate y dialoga sobre los distintos puntos de vista existentes; se contextualiza el problema y se compara con otras situaciones; se valora la solución dada al problema en el contexto en el que tuvo lugar; y finalmente se proyectan sus enseñanzas a la propia realidad y a las vidas de los alumnos. A lo largo de este proceso, se concede una especial importancia a la necesidad de distinguir entre hechos y opiniones, y se enseña a compararlos, analizarlos y valorarlos. Para Dhand (1994:149), las habilidades de
pensamiento que convierten a un estudiante en un pensador crítico -es decir, capaz de pensar, sentir y actuar en su sociedad y en su mundo- son las siguientes:
a) preguntar y responder para clarificar cuestiones,problemas, etc.
b) comprobar la consistencia interna de una información,
c) deducir y juzgar deducciones,
d) descubrir sesgos en las fuentes conocidas,
e) descubrir información irrelevante,
f) determinar la validez y la confianza de las fuentes,
g) determinar si los hechos justifican o apoyan una generalización,
h) distinguir entre hechos y juicios de valor,
i) distinguir entre lo esencial y lo incidental,
j) distinguir entre reivindicaciones justificadas y no Justificadas,
k) utilizar y reaccionar ante calificaciones falaces de manera apropiada,
l) identificar información ambigua,
m) identificar, plantear y examinar suposiciones,
n) identificar el tema o problema central,
o) identificar afirmaciones no justificadas,
p) juzgar la exactitud y la falsedad de las fuentes,
q) juzgar la solidez de un argumento,
r) controlar su propio pensamiento,
s) reconocer inconsistencias, y
t) reconocer la adecuación de los datos al problema.
Estas habilidades, y el proceso de su enseñanza y aprendizaje, no son sustancialmente diferentes de las que implican otras propuestas relacionadas con la formación del pensamiento de orden superior tales como el pensamiento creativo, la toma de decisiones o la resolución de problemas (por ejemplo, Benejam/ Pagès, 1988; Domínguez, 1994). En todos los casos, se trata de predisponer y preparar a los estudiantes para que puedan hacer frente a los retos que les deparará el futuro desde el conocimiento social. Se aconseja al profesorado la utilización de métodos y recursos variados tales como los estudios de caso, la indagación guiada, las analogías, las discusiones abiertas y los debates, los juegos de simulación y de rol, etc. Se insiste en la conveniencia de fomentar el discurso oral y escrito del alumnado a fín de facilitar la construcción de su propio lenguaje en contextos en los que deba defender un punto de vista sobre una situación, dar su opinión, juzgar la adecuación o
la conveniencia de una fuente o de una información, etc.
La importancia de problematizar el contenido, analizarlo y valorarlo, facilitará la incorporación de los conceptos propios de las ciencias sociales a su lenguaje, su aplicación a nuevos conocimientos, y permitirá evidenciar el grado de coherencia y argumentación que cada alumno ha adquirido. Los alumnos demostrarán que pueden considerarse pensadores críticos cuando en los contextos escolares y extra-escolares compartan, a través del diálogo y de la práctica, sus conocimientos sobre la sociedad, y los sepan aplicar a su vida y a la toma de decisiones sociales. El esfuerzo que les habrá supuesto pensar y construir conocimientos sociales deberá, asimismo, manifestarse en el desarrollo y la práctica de una consciencia social democrática basada en los valores de la libertad, la igualdad y la solidaridad, que comportan socialmente la cooperación, la participación y la tolerancia.
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